La gente tiene un concepto muy equivocado de ti Aries y lo sabes. Sabes perfectamente que la mitad de las teorías que hay sobre tu persona, son falsas. Tu fama no es exquisitamente perfecta, eso también lo sabes. Tienes un carácter un tanto gruñón a veces, tienes mal humor, poca paciencia y cero filtros a la hora de decir las cositas claras.
La gente no está preparada para oír tus verdades, porque las tuyas no se maquillan. Las tuyas van a cuchillo y a ti te gusta.
Te gusta ser una persona honesta, aunque te pierdan las formas. Te gusta tener razón y luchar. Te gusta ser el primero de la fila y la persona que más guerra pueda dar. Te gusta ser como eres y a veces, piensas que el mundo no está preparado para soportar tanta energía. No te equivocas, el mundo no está lo suficientemente preparado para todo el fuego que llevas dentro Aries. Pero ¿el mundo es acaso un juez que tenga que llevar siempre razón? ¿Te tienen que importar que no estén de acuerdo con tu personalidad? De eso nada Aries. Lo mejor de todo, es que estás de acuerdo con esto.
Estás de acuerdo en seguir siendo fiel a tu esencia y eso es lo que te hace grande. Si hay que cambiar al mundo, tú serías el primer candidato.
Si hay que modificar las reglas del juego, adelante. Ahora bien, con amor. Tú sin amor no quieres estar. Ese es el problema. Ese es el núcleo de todo. Que puedes llegar a sentirse fuera de onda, cuando intuyes que no te quieren. Cuando tu corazón se queda medio vacío. Cuando ves que no haces más que dar y que no recibes ni la mitad de la mitad. Ese es el problema, el dichoso amor. El que supuestamente todo lo cura. Aries, por mucha mala fama que tengas, por mucho carácter fuerte que guardes y por muy malas formas que tengas en tu repertorio, sabes que eres un corazón enrome andante con miedo que le dañen, y siempre listo para dar lo mejor sin ningún tipo de condiciones.