Un Leo joven es aquella persona que insiste para que se queden a su lado. Odia la soledad y necesita que alguien esté a su lado para sentirse completo. Muchas veces incluso necesita que el mundo gire a su alrededor. Aunque por fuera parezca una persona muy fuerte y con sus ideas claras, por dentro no es así. Necesita un gran apoyo para poder ser quién es. Es seguro de sí misma/o, pero necesita a alguien que le recuerde día a día que puede comerse el mundo o lo que haga falta. El Leo joven necesita a gente a su alrededor, necesita sentirse querido y necesita atención.
Odia la soledad porque se siente vulnerable y no sabe hacia dónde ir. Por eso mismo necesita ser el centro de atención, para sentirse rodeado y sentir que tiene toda la atención que le hace falta.
El Leo maduro se ha dado cuenta de que no tiene que rogar a nadie para que se quede a su lado. Leo ha aprendido a ser seguro de sí mismo sin que nadie esté a su lado. Ahora irradia amor, luz, confianza y fuerza y eso es lo que tanto atrae a los demás. Esa seguridad en sí mismo que ha ido consiguiendo con el tiempo es lo que hace que los demás vayan a él/ella, porque quieren sentir esa seguridad que Leo tiene.
Leo ahora se ha dado cuenta de que el mundo no gira alrededor de nadie, y menos de él/ella. Ha aprendido que el mundo gira alrededor del sol. Esto no quiere decir que a Leo no le siga gustando ser el centro de atención, porque si que le sigue gustando. Pero ahora lo hace sin querer, ahora no necesita llamar la atención. Ahora Leo brilla con luz propia y no necesita que nadie le diga cómo brillar.