El joven Piscis es esa persona que enseguida siente que se le viene el mundo encima. Las situaciones con mucha presión hacen que sienta que se está ahogando. Para Piscis el mundo va demasiado deprisa y no le da tiempo a hacer todo lo que quiere hacer en la vida. Se ahoga en un vaso de agua. Se da cuenta de que la vida es mucho más profunda de lo que parece y le da miedo explorar esa profundidad. Piscis es el niño del zodiaco. Es inocente y no sabe todo lo que hay más allá de su mundo.
Vive en su propia burbuja por eso mismo, por el miedo a enfrentarse con la realidad. Vive en su propia nube por miedo a vivir la vida que los demás le están imponiendo. Le costará bajar de su nube, pero pronto lo conseguirá.
El Piscis maduro ya no tiene miedo de vivir la realidad, aunque aún sigue prefiriendo vivir en sus propios sueños. Para Piscis es mucho más sencillo vivir la vida soñando, antes que amargarse por cualquier cosa. Ahora no tiene miedo de explorar la profundidad de la vida.
Ahora se adentra mucho más en todos los porqués que la vida le presenta. Pero una vez que sabe todo lo que hay ahí dentro, decide volver a la superficie a tomar aire. Piscis ahora no le tiene miedo a sus sentimientos y sabe que llorar no es nada malo. Ha aprendido a ver la vida de otra manera, ahora no se preocupa tanto por las cosas y no se ahoga en un vaso de agua.
Cuando crece y madura se lanza a la piscina de vez en cuando sin pensar en las consecuencias. Le gusta montarse en la montaña rusa de la vida para recordar de vez en cuando esas mariposas en el estómago. Piscis ha sido capaz de transformar el miedo en una aventura. Ha convertido lo desconocido en un nuevo lugar para explorar.