Como todo el mundo, Sagitario, tú también tienes tus más y tus menos. Por mucho que siempre intentes sonreír y transmitir buena vibra, hay veces que no puedes evitar caer en lo negativo. Sagitario, reconócelo, tienes tus momentos buenos y tus momentos no tan buenos…
En tu mejor momento, eres la persona más alegre, más divertida y graciosa del mundo. Eres capaz de ver lo bueno hasta en la peor situación del mundo. Eres pura adrenalina y aventura, Sagitario, estás dispuesto a enfrentarte a cualquier cosa y nada se te resiste. En tus mejores días, ves la vida como una oportunidad para explorar, para aprender, para disfrutar. Quieres llevarte en esa aventura a tu gente, a tu familia, a tus amigos, para experimentarla juntos.
Eres muy espontáneo y tienes un ingenio increíble. Eso es lo que te hace ser divertido. Tu labia es capaz de sacar conversación hasta de debajo de las piedras y te hace llevarte bien con casi todo el mundo. En tu mejor momento, Sagitario, ves lo bueno de la vida y no tienes miedo a vivirla al máximo.
En tu peor momento, tu mente es una locura. Actúas sin pensar y eres alguien muy imprudente y desconsiderado. Tienes mucho miedo a perder oportunidades, de perder tu tiempo. Cuando estás mal, Sagitario, intentas hacer ver a los demás que no te pasa nada, incluso finges estar feliz cuando no es así. Y no te das cuenta de que así lo único que estás consiguiendo es hacerte daño a ti mismo. Eres deshonesto e infiel contigo mismo y con tus principios.
Lo único que quieres es vivir en tu mundo de fantasía y que nadie se entrometa en él. Te aíslas del mundo, pero en el fondo lo que más deseas es tener la atención de alguien. En tu peor momento, Sagitario, te conviertes en la persona más dramática del mundo. Tienes un carácter un tanto peligroso y el malhumor se apodera de ti. Menos mal que se te pasa pronto. Porque tú eres de esas personas que no puede estar más de 24 horas enfadada.