Lo cierto es que no te metes muy a menudo en problemas porque por, regla general, siempre tratas de evitarlos Virgo. Pero quien te busca te encuentra, eso lo tienes claro. Y no vas a achantarte, aunque te metas en problemas, lo tienes claro.
Es verdad que cuando esto ocurre, normalmente es porque eres directo y seco a la hora de decir las cosas. No te andas por las ramas y no dices jamás lo que quieren escuchar, no adornas, no le regalas el oído a nadie, no maquillas la que para ti es la verdad. Y eso molesta a muchos, y por eso, muchas veces, te metes en líos. Por decir la verdad.
A veces también eres demasiado crítico con los demás. Y a menudo también bastante duro, pero si no querían escuchar verdades entonces para qué preguntan o para qué piden consejo. Es verdad que a veces, te pasas de frenada y quizás dices cosas de las que después puedes llegar a arrepentirte. No tanto por la verdad dicha (siempre defenderás las verdades) si no más bien por la forma, por la manera, por el modo en que lo dijiste.
Puedes meterte en líos porque no te asustas ni te frenas con nadie. Si van a buscarte no te echas atrás y sacas las unas y dientes como si no hubiera un mañana.
Hay ocasiones en las que juzgas, y eso no le gusta a todo el mundo, si tienes que señalar y decir que hay algo que crees que otra persona está haciendo mal lo dirás. No te cortas porque sabes que tienes derecho a opinar de todo lo que el resto hace público.
Quizás muchas veces te metas en problemas porque no sigues a las masas, no sigues a nadie, porque prefieres quedarte solo que dar la razón a alguien que no la tiene. Porque, aunque estés en lo más profundo, si es no, es no, y a la mierda lo que piense en resto. Puedes meterte en problemas porque nadie cambia tu opinión Virgo. Y eso muchas veces es lo que te ha salvado. Aunque te haya traído cosas malas, también te ha dado muchas buenas. Y es lo que hay.