Vamos a ver si podemos darle una vuelta más a este tema que, ¿por qué negarlo?, es uno de los que más nos interesan a casi todo el mundo. Aunque falte el dinerito o haya poco trabajo (o al revés), si tenemos a alguien por ahí que nos gusta mucho y encima nos corresponde, ¡no hay penas que valgan! En el tema sentimental, a los chicos y chicas Aries les va igual de bien. La mujeres Aries son muy temperamentales y guerreras, y eso siempre pone mucho al personal. Si saben controlar su genio vivo, la impulsividad para mandarlo todo a la mierda y la intolerancia cuando algo no es de su agrado, no les faltará quien ocupe su corazón. Porque además son muy independientes y con iniciativa, y eso gusta bastante a quienes prefieren mujeres así en vez de princesitas que suspiran continuamente y necesitan que las lleven en brazos en cuanto hay cuatro charcos. Esta es la vida sentimental de Aries:
A los hombres Aries tampoco les va nada mal cuando quieren a alguien cerca de su corazón. O de su cama. Que tampoco hay que comprometerse hasta estar bien seguros de que la química funciona en cualquier postura. A su favor también cuenta que son bastante seguros de sí mismos y con mucha iniciativa. Ellos lo hacen todo: llegan, seducen, sueltan por su boca todo lo que sienten y van directos al grano. Quizás algunas personas necesiten más cortejo, y lo tendrán, pero primero el hombre Aries aclara y pide respuestas, y si le gustan, pues ya se va viendo el resto.
Hombres y mujeres Aries son directos, sinceros y poco amantes de la palabrería «come orejas”. Lo que mejor les funciona es besar o abrazar apasionadamente. Mejor los hechos que las palabras. Y con los besos, sobre todo, ganan más terreno en un rato que otros signos halagando y prometiendo vete a saber qué durante semanas. Es fácil reconocer el fuego Ariano con sus besos: son inesperados, rápidos, sorprendentes, muy calientes, y un poco agresivos. Son besos como impacientes de puro deseo y ponen al de enfrente al borde del ataque de nervios (pero para bien). ¡Ah! Y las mujeres Aries son las que más iniciativa del Zodiaco tienen con los besos (y con todo en general).
Tras los besos llegará el sexo, como es lo normal, y nuestros Aries toman de nuevo la iniciativa para llegar a la cama. O donde sea, porque la impaciencia y el deseo de Aries marcan el camino y el tiempo. Y donde toque, toca. Para qué esperar a que haya una cama cerca. Ya metidos en faena, a los Aries le gusta el contacto físico tipo lucha, con cierta violencia posesiva, explotando al máximo la excitación por la vía de la posesión amorosa.
En esta fase los Carneros deben tener cuidado de no agotar al de enfrente (al de arriba, abajo o donde esté colocado/a el/la amante). Sus demostraciones de fuerza y vitalidad no siempre encuentran la receptividad necesaria. Hay personas que no aguantan tanto o no les gusta ese rollito agresivo. Y podría darse alguna frustración.
Paralelamente al sexo podría llegar el amor y ahí Aries vuelve otra vez a ponerle una pasión tremenda al sentimiento.
Un Aries enamorado vibra mientras anda de la intensidad sentimental que se le mueve por dentro. A veces peca de idealista y de pensar que esa historia es la definitiva, pero es que, cuando se enamora no hay otra opción que se le pase por la cabeza. Será el último amor.
Cuando llega el amor de verdad Aries lo vive al 200%. Lo cuenta, planea la vida en común y lo celebra todo lo que puede. A lo grande y con cierto romanticismo.
Cuando llega el desamor, Aries puede caer en la infidelidad. Para justificarse, Aries habla de unas necesidades que dejan al otro alucinado. Y lo comenta todo inocente, sin pensar además si hace daño a su pareja o si es imposible que alguien crea en su infantiles razonamientos. Pero es que Aries es el niño del Zodiaco, no lo olvidemos. Aunque ojo, mucho ojo a esto, si Aries es infiel siempre será porque el amor se ha acabado, por ratos o para siempre. Si te quiere y siente que le das lo que en realidad se merece, ser desleal es algo que ni siquiera se plantea.
Pero bueno, lo cierto es que suelen pillarle cuando pone los cuernos. Ni sabe mentir, o se pone colorado, o bien lo suelta todo antes de ser sometido a un tercer grado. La sinceridad siempre va por delante, y si se lo ponen fácil, confiesa hasta la fecha, lugar y persona con la que se lo ha pasado de muerte. Cuando es a Aries a quien le ponen un par de cuernos, ni admite justificaciones, ni escucha mucho. Suelta fuego por la boca y se va. Quizás reflexione con el tiempo y la distancia pero en el momento, mejor que ni hables si no quieres acabar destrozado.
Cuando no hay arreglo posible, Aries no le da muchas vueltas al tema. Asume la parte que le toca y rápido piensa en cómo reorganizar su vida, aunque por dentro esté roto. No queda otra. Su iniciativa no le deja tiempo para los lamentos ni la reflexión. ¡A otra cosa mariposa y a empezar de nuevo, que ganas nunca le faltan!