¿Quién es el alma gemela de Virgo? Para un signo tan único y particular como el de Virgo, su alma gemela debería contar con unas cuantas cualidades para ser parte de su vida y formalizar una relación. Virgo es un signo de tierra, caracterizado por tener una personalidad realista, práctica y muy detallista. Con Virgo no es raro esperar que desee tener a su lado a alguien que tenga cierta capacidad de disciplina y constancia para permanecer junto a él. No querrá perder el tiempo con personas que no puedan seguirle el ritmo ni aportarle nada positivo a su existencia.
Como lo es con todo en su vida, Virgo será muy selectivo y no pondrá su atención en alguien que no le convence del todo. Su alma gemela tiene que ser una persona capaz de saber brindarle un espacio cuando éste se lo pida. También estar presente para acompañarlo en cada una de las decisiones que tome en su vida.
Virgo buscará a un compañero que lo haga sentir seguro en todo momento, que pueda darle estabilidad y mucho compromiso. A su lado quiere a una persona leal y fiel, que vea al mundo de una manera similar a la suya. Virgo evita involucrarse con personas muy fantasiosas o poco realistas, ya que esto a la larga, será un punto en contra en la relación.
Como signo que planifica y tiene una estructura muy bien adaptada a sus necesidades e intereses, intenta llevar una vida ordenada y tranquila, sin muchos sobresaltos. Tal vez para algunas personas esto sea aburrido o poco emocionante, pero la realidad es que a Virgo poco le importa lo que opinen los demás.
Es un signo que sabe hacia dónde se dirige y pone todo para lograr sus objetivos. Necesita rodearse de personas con las mismas cualidades, que sepan lo que quieren y que no les guste perder el tiempo con tonterías. Una vez comprometido, este signo estará dispuesto a darlo todo por su persona especial.
El alma gemela de Virgo tiene que saber que él/ella no estará dispuesto a ceder su bienestar emocional por alguien que no pueda valorarlo como se lo merece. La persona perfecta para este signo deberá ser alguien que pueda permitirle tenerlo todo bajo control, sin querer cambiar aquello que ya es propio de su personalidad.