Como todo el mundo, Escorpio, tú también tienes tus más y tus menos. Por mucho que intentes mantener la calma y seguir tu corazón, hay veces que no puedes evitar caer en lo negativo. Escorpio, reconócelo, tienes tus momentos buenos y tus momentos no tan buenos…
En tu mejor momento, eres una persona inteligente y súper atractiva. Conectas con todo el mundo y eres capaz de atraer a quién quieras a tu vida. Eres muy apasionado y pones todo tu empeño en todo lo que haces. No tienes ningún problema en expresar lo que sientes y eres directo y sincero. En las buenas, tienes tu carácter igualmente, pero sabes hacer que sea algo positivo, algo que sume.
Sabes convertirlo en tu mayor virtud y por eso, Escorpio, eres una persona muy fuerte. Eres súper consciente de lo que eres capaz, eres seguro de ti mismo y todo eso gracias a tu intuición. Que te ayuda muchísimo a adelantarte a los acontecimientos y te ayuda también a la hora de relacionarte con los demás.
En tu peor momento, Escorpio, eres el peor. Reconócelo, no pasa nada. Tu intensidad hace que todo sea mucho más complicado y que multipliques por mil todo lo que te está pasando. Te encierras en tu oscuridad y no hay nada ni nadie que te saque de ahí. Quieres que la gente se preocupe por ti, quieres que la gente se entere de que estás mal. Pero también necesitas que te dejen en paz y que nadie te diga lo que tienes que hacer. Crees que lo mejor cuando estás así es estar solo porque nadie sería capaz de estar a la altura como para alegrarte el día.
En tus peores momentos, te conviertes en la persona más desconfiada y más inseguridad del planeta tierra. Te niegas a ver todo el potencial que tienes dentro y crees que no sirves para nada. Pero no, Escorpio, tú mismo sabes que eso es mentira. En tus peores momentos, debes de recordarte lo mucho que vales y lo mucho que tienes dentro.